Cayendo al Guadahortuna desde la estación de Huelma se abre un pequeño barranco cuya cuenca viene de muy lejos, allá por las sierras de Santerga y puerto de los Gallardos. Pero es al cruzar la vía del tren y llegar al Cortijo de Gante cuando ocurre el milagro, empieza a recibir agua de númerosos manantiales a la izquierda del barranco, agua salida de no se sabe dónde, que alimentan al arroyo dándole un buen caudal en lo más seco del verano.
Aún con las primeras aguas de esos manantiales atraviesa una pequeña cerrada, muy pequeña, pero muy completa, pozas, marmitas, un arco natural bajo el que pasa el arroyo y una pequeña cascada, algunas marmitas más, otra pequeña cascada, una gran poza redonda y tras un estrechamiento donde se pueden tocar las dos paredes, se termina. No llega a doscientos metros de cerrada.
El valle se abre, el arroyo recibe muchas más agua de un gran manantial y el arroyo sigue hacia el Guadahortuna.
El valle se abre, el arroyo recibe muchas más agua de un gran manantial y el arroyo sigue hacia el Guadahortuna.
Más abajo el arroyo sigue, ya con mucho más caudal, y una acequia conduce el agua bajo las ruinas de un no muy viejo molino, pero eso será otra entrada.
Excelente la descripción y las fotografías, como siempre Juan Diego. No sé si lo conocías, pero en el enlace hay un interesante trabajo sobre la zona: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3088258.pdf
ResponderEliminarsí, de hecho tenía ganas de ir tras leer ese artículo en contraluz hace unos años.
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